top of page

Una mirada al pasado:

De la Venezuela Saudí a la actual

La historia de América Latina parece condenada a repetirse, incluso siendo conocida por sus ciudadanos. El caso de Venezuela es uno de los más representativos. “¿Cómo hemos llegado hasta aquí?” es una de las preguntas más comunes a la hora de hablar de la situación actual de su país. Echamos la vista atrás y nos situamos en los años 90, exactamente en el 4 de febrero de 1992, momento en el que un grupo de tenientes coroneles del ejército bolivariano decidió sacar del poder a Carlos Andrés Pérez.

 

El papel del ejército, la presencia de las potencias internacionales, la extrema desigualdad social, el clientelismo y, sobre todo, el petróleo (siempre es el petróleo) son los factores que, históricamente, han movido al pueblo venezolano. Lo fueron entonces - cuando Hugo Chávez llevó a cabo su intento de golpe de estado que culminaría en 1998 - y lo son ahora; con la diferencia de que el venezolano en general ha pasado a un segundo plano para dejar en primer lugar al ejército.

​

La situación que se ha dado en Venezuela a partir del

advenimiento del chavismo se debe, entre otras razones, al problema cultural”,

Fidel Rodríguez, sociólogo venezolano

 

Hugo Chávez ha significado la esperanza para Venezuela desde siempre para una gran parte de la población. Él fue quien dio con esa clave que el sector de la sociedad más pobre clamaba en los 90, poniendo sus políticas al servicio de los ranchitos, de los necesitados. Chávez fue la promesa de la utopía comunista, un Robin Hood que tomó sin pudor el dinero de las sociedades privadas para darlo al pueblo. El líder fue un histórico estratega que consiguió revertir la división social, perjudicando a los sectores acomodados de Venezuela e invirtiendo estratégicamente en los pobres, quienes le ofrecían eterno apoyo.

 

Sin embargo, Chávez volvió a cometer los mismos errores: de nuevo, el petróleo. La economía del país se centró en la producción del mineral y anuló cualquier diversificación económica de relevancia. Además de afectar a la propia economía, esta situación derivó en un contexto cultural-educativo cuyos problemas se han visto 15 años después. El periodista y escritor venezolano Arturo Uslar Pietri desarrollaba esta idea, en el artículo Los venezolanos y el trabajo, explicando la necesidad del “cambio en la mentalidad y en la cultura del trabajo” del venezolano, más allá de las riquezas y la comodidad que pudiera tener derivadas del petróleo. “La situación que se ha dado en Venezuela a partir del advenimiento del chavismo se debe, entre otras razones, al problema cultural”, asegura el sociólogo venezolano Fidel Rodríguez. “Estoy seguro de que una sociedad con un mayor nivel de cultura política y una mayor comprensión de su situación, de los valores democráticos - no de forma pragmática, sino como valores que hay que defender independientemente de los bajones que puedan darse - no hubiese votado por un militar golpista”, explica.

 

En Venezuela la riqueza extrema y la comodidad derivada de la venta masiva de petróleo - junto a una educación que, según Fidel Rodríguez, falló - produjo una mentalidad de riqueza efímera, de pérdida de valor del trabajo y del esfuerzo, de protección de la familia, de la cultura política y de la comunidad. Se creó así un cosmos que, una vez perdida su base (la riqueza caduca y exuberante del petróleo) se desmoronó.

 

El estudiante venezolano de Gastronomía en la UFV Luis Eduardo López (conocido por sus más cercanos como ‘Chamo’) explica que la primera vez que salió de Venezuela fue en 2003 por el ‘paro petrolero’: “El país colapsó. El recuerdo más vivo que tengo es hacer colas de seis o siete horas como poco para poder echar gasolina a 100 km de donde vivía”, explica. Chávez no parecía solucionar los problemas del país, pero este continuó funcionando como si las inestabilidades no existieran.

​

Venezuela se ha dado cuenta de que en aquella persona en la

que comenzó su supuesta liberación, Hugo Chávez, nació a su

vez la condena a repetir la historia que ahora viven.

 

El 5 de marzo de 2013, Hugo Chávez falleció a causa de un cáncer e inmediatamente fue sustituido por Nicolás Maduro. Durante estos seis años, el apoyo a Maduro se ha ido reduciendo conforme la pobreza y el consecuente descontento del pueblo venezolano aumentaban. Su gobierno ha derivado en un sistema autoritario caracterizado por la notable desigualdad social, la inflación del bolívar (4.305% en 2019) y la falta de apoyo internacional. Su gobierno se recuerda, entre muchas otras, por dos fechas principales: la creación de la Asamblea Nacional Constituyente y las protestas de 2017.

 

​

​

​

El 1 de mayo de 2017, Nicolás Maduro promovió la creación de la Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela con el objetivo de redactar una nueva constitución. Esto significó para la población una usurpación de la soberanía nacional, lo cual derivó en numerosas protestas ese mismo verano. Las movilizaciones en el país se sucedieron desde abril hasta agosto; en ellas murieron más de 130 personas  (algunas fuentes hablan de hasta 157).

El estudiante de la UFV de Comunicación Audiovisual Andrés Ayala fue uno de los cientos de miles de venezolanos que dieron esperanza al país aquel verano: “Fueron tres meses de salidas diarias para protestar, tres meses de sacrificarte, porque no sabías si podías perder la vida. Iba con mi familia, porque a ellos les daba miedo que me pasara algo. Muchas madres se quedaron sin hijos”. 

Cuenta cómo él se saltaba las clases, aunque el colegio seguía funcionando como si nada sucediera, porque “prefería ir a las protestas por tratar de defender al país. Cuando fui a protestar, vi como a una persona le cayó una bomba lacrimógena en la cabeza. Nunca supe si estaba vivo o si quedó muerto o qué pasó con él”.

 

Venezuela comenzó a ser entonces aquello que era en 1992: una enorme manifestación de ciudadanos luchando por su libertad. Durante dos años, las protestas y la pobreza, al igual que la esperanza, han ido en aumento. Venezuela se ha dado cuenta de que en aquella persona en la que comenzó su supuesta liberación, Hugo Chávez, nació a su vez la condena a repetir la historia que ahora viven.

bottom of page